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Mutilación Genital : Cuatro historias de madres africanas en España

"En España cuando vas a viajar, te hacen firmar un papel de que no la vas a mutilar y si lo haces, te meten en la cárcel. Pero eso no me sirve de nada porque si yo viajo y mi suegra se lleva a la niña, yo no puedo hacer nada...Después ya da igual que metan en la cárcel a nadie. La cárcel no te devuelve lo que te han cortado"

Del medio millón de mujeres africanas afincadas en España, cerca de 70.000 proceden de países donde se practica la mutilación genital femenina (MGF) y unas 15.500 son menores de 14 años y susceptibles de ser mutiladas si viajan con sus familias a sus lugares de origen.

El último dato del que tenemos indicios en España de que se realizase una mutilación genital es del año 1993. El riesgo que corren las niñas africanas de que sean llevadas a sus países de origen para que se les practique allí es real y peligroso, pese a que desde 2015 nuestro país cuenta con un protocolo de prevención de la MGF que incluye como herramienta el llamado "compromiso preventivo".  

La legislación española permite perseguir los delitos de MGF incluso fuera de nuestras fronteras y los padres firman un protocolo en el que se comprometen a no practicar la mutilación a sus hijas en caso de retornar a sus países de origen. Pero el peligro radica, no tanto en los padres, sino en los familiares cercanos que aprovechan un descuido o su ausencia para practicársela.  

Gracias al testimonio de cuatro madres africanas (tres de ellas mutiladas en su país de origen) afincadas en España sabemos cómo viven esta situación.

Cuando la Familia obliga a mutilar

MAWA es de Mali. Con 37 años tiene cinco hijos, cuatro hijas y nos explica: “Las dos niñas pequeñas no están mutiladas porque una nació en España y la otra vino muy pequeña. Me han dicho aquí que no puedo mutilarlas porque no es bueno, y además en España está prohibido. A la mayor se lo hice antes de venirme, y a la segunda se lo hicieron cuando yo estaba ya en España y ella todavía en mi país. Me llamaron para decírmelo y me pareció bien porque nosotras se lo hacemos a todas nuestras hijas. Ahora aquí me dicen que es malo y no se puede hacer”.  

Como mujer y madre de dos hijas que han sufrido la mutilación explica: “la pediatra de mis hijas me dice que las niñas tienen que tener más revisiones por las infecciones de orina y me ha hecho firmar papeles para que no vaya a África a cortar a las dos más pequeñas y también han hablado con mi marido de todo esto”.

El compromiso preventivo no protege solo penaliza

KADIATOU, también es maliense. Estudió derecho en Bamako, y llegó a España hace once años. Tiene dos hijas: “Yo no quiero que a mis hijas las mutilen… Cuando viajo a Mali no me separo de ellas nunca. Mi marido tampoco quiere, pero si sus padres se lo piden lo tiene que hacer.”

Sobre el protocolo de prevención de la MGF y el "compromiso preventivo" nos dice: “Lo que veo muy mal es que aquí en España cuando vas a viajar, te hacen firmar un papel de que no las vas a mutilar y si lo haces te meten en la cárcel. Pero eso no me sirve de nada porque si yo viajo y mi suegra se lleva a la niña, yo no puedo hacer nada y luego para que no me metan en la cárcel tengo que dejar a mi hija en mi país. Eso no puede ser porque mi hija se queda sola y sufriendo. Hay que hacer leyes de protección internacional para las niñas para protegerlas antes de que las mutilen porque después ya da igual que metan en la cárcel a nadie. La cárcel no te devuelve lo que te han cortado. Necesitamos protección para nuestras hijas que tienen derecho a viajar a sus países de origen y conocer su cultura y a sus abuelas (que no son malas) con todas las garantías”.

Las mujeres la practican pero los hombres están detrás

A continuación TENNIN, de Guinea-Konakri nos cuenta que llegó a España hace 14 años, tiene dos hijas a las que no piensa mutilar a pesar de que ella lo está.

No recuerda nada porque cree que la mente olvida las malas experiencias para poder sobrevivir. Y explica:” Las mujeres, las madres junto con las abuelas, son las que llevan a cabo todo el ritual de esta práctica, quienes lo preparan todo para purificar a las niñas. Piensan que lo que hay entre las piernas de las mujeres es algo malo y hay que quitarlo. Pero lo hacen para que te puedas casar, ósea que lo hacen para los hombres”.

Tennin tiene muy claro que es una cosa salvaje para la mujer. Su hija mayor ya tiene la regla, y sabe lo que es la mutilación porque lo ha oído en la tele y lo han comentado en el cole. Añade que “hablar con ella de todo esto me da mucha vergüenza. Ella no sabe que yo estoy mutilada y no quiero que lo sepa”.

En Guinea-Conakry hay una ley que prohíbe la mutilación genital femenina, pero a pesar de ello los números son alarmantes: más del 86% de las niñas son mutiladas. El padre de Tennin es el Imán de la Mezquita de su pueblo y está en total desacuerdo con la práctica y trabaja para que los hombres no den su consentimiento ni lo hagan “enemos el compromiso de eliminar esta práctica en los más jóvenes.  Cuando nosotros volvamos a nuestros países tenemos que explicar que esto es algo muy malo”

Educación y concienciación

ASSIATOU de Senegal nos explica que en el norte de su país, de donde ella procede,  esta práctica está casi  extinguida  y prohibida desde hace muchos años.

Del grupo de mujeres que han querido dejar su testimonio es la única que no está mutilada:“ No estoy mutilada  pero tengo algunas primas mías que  si se lo han hecho y también amigas. Yo no entiendo por qué hacen esto, es una barbaridad hacer esto a una persona”. Al tener dos hijas pequeñas nos comenta: “Me han preguntado en pediatría si yo estoy mutilada para saber qué voy a hacer con mis hijas. Pero yo no voy a hacer nada de eso. Lo hemos hablado mi marido y yo”.

Además cree que para acabar con la mutilación genital femenina “hay que viajar a esas zonas y explicarles que eso no es bueno para la mujer y sobre todo hacerle eso a las niñas. Pero hablar aquí sirve de poco hay que ir allí a decírselo”.

medicusmundi lleva trabajando contra la ablación desde hace más de 30 años en los países donde se practica, atendiendo a mujeres y niñas victimas intentando mejorar su salud y concienciando a la sociedad de la necesidad de acabar con esta práctica que atenta contra la vida y la dignidad de sus mujeres. Mantenemos que el esfuerzo para su erradicación es un trabajo conjunto y tenemos que abordarlo con legislación y reformas que protejan la integridad física y otorguen a las mujeres igualdad de derechos. Lo que se hace aquí, repercute allí. Y hacerlo desde la comprensión de su cultura, el respeto de las costumbres… a través de involucrar a toda comunidad política, sanitaria, jurídica y policial conseguiremos dar importantes pasos para acabar con la mutilación Genital Femenina.