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Dos años de pandemia, ¿en qué punto está el acceso universal a la vacuna?

2022 puede ser el año en que la aparición de verdaderas vacunas populares desafíen los grandes monopolios de la Big Pharma después de que hayamos permitido que acaparasen investigación, recursos, tecnologías, conocimiento y por último, un enriquecimiento obsceno.

Todo empezó con un hombre de unos 70 años que enfermó con un tipo de neumonía fortísima en Wuhan. Y de China pasó al resto del mundo con una rapidez nunca vista. Apenas dos meses más tarde, la Organización Mundial de la Salud reconocía la primera pandemia de la Edad Moderna. 

Y el mundo se paró. Se especulaba con que “sólo duraría” cuatro o cinco meses. Pero llegó una ola (con una mutación del virus), luego otra, y otra, así hasta seis. Y las que vendrán, porque el virus seguirá entre nosotros. 

Y con las olas llegó el maná en forma de vacuna. Con una rapidez nunca vista, casi un año más tarde aparecen las primeras vacunas. Incluso la OMS en los momentos más optimistas hablaba de un mínimo de dos años para poder lograr una vacuna eficaz. Ciertamente, hemos asistido al mayor logro histórico-médico-científico jamás conseguido por y en beneficio de los seres humanos, centralizado en la Big Pharma.

Hemos sido capaces de un hito mundial como la vacuna, pero no hemos conseguido lo más sencillo de todo: COMPARTIR. En una pandemia, la investigación, el conocimiento y la tecnología deberían compartirse ampliamente, rápido, y a través del mundo. Una compañía privada no debería tener el poder de decidir quién tiene acceso a tratamientos o vacunas, ni a qué precio. Las patentes otorgan a una sola compañía el poder y monopolio sobre productos farmacéuticos esenciales. Esto limita su disponibilidad e incrementa su coste para las personas que los necesitan.

Tampoco la transparencia ha acompañado a este hito histórico, puesto que la información sobre los costes de producción, las contribuciones públicas y la efectividad y seguridad de las vacunas y medicamentos deberían ser públicas. Los contratos entre autoridades públicas y compañías farmacéuticas también deberían de publicarse. 

Con respecto a la financiación, se han usado fondos públicos para la investigación y el desarrollo de vacunas y tratamientos. Y el resultado final ha sido que las compañías farmacéuticas han “privatizado” tecnologías médicas cruciales desarrolladas con recursos de los contribuyentes. La financiación pública debería darse solo con la garantía de que el producto final tendrá disponibilidad y precio asequible. No se debería permitir que el Big Pharma saquee nuestros sistemas de seguridad social.

Desde  medicusmundi, tanto a nivel individual como desde la plataforma Right2Cure luchamos para que ‘nadie se lucre con la Pandemia’, para que todas las personas, estén donde estén y hayan nacido donde hayan nacido, tengan  acceso  a las vacunas y para que las vacunas sean bienes públicos globales.

Y desde luego, en este sentido, el año 2022 ha empezado con muy buen pié con la aparición de CORBEVAX, la primera vacuna libre de patentes y lista para replicarla en cualquier lugar del mundo sin coste.

Siguiendo en esta línea, también el prestigioso sector biotecnológico cubano ha desarrollado cinco vacunas diferentes contra la Covid que proporcionan una protección superior al 90% cuando se administran tres dosis, según Cuba. La posible aprobación por parte de la OMS de estas vacunas de producción nacional tendría una enorme importancia para los países de bajos ingresos, ya que Cuba se ha ofrecido a participar en la transferencia de tecnología para la producción de vacunas, a diferencia de otros países o empresas farmacéuticas.

Y desde el otro extremo del mundo también hay buenas noticias. Desde el centro que la OMS creó en Sudáfrica para replicar la tecnología ARNm en poco más de seis meses han producido la formulación del medicamento y la OMS acaba de anunciar que desde este Centro de Ciudad del Cabo se hará un traspaso de tecnología a Egipto, Túnez, Kenia, Nigeria y Senegal para que empiecen a producir sus propias vacunas con ARN mensajero.

¡2022 puede ser  el año en que la aparición de verdaderas "vacunas populares" desafíen los grandes monopolios de la Big Pharma!.