Un pequeño país, un gran futuro
Asteazkena,12 azaroa 2014Manuel Gallego es un misionero (Padre Blanco) que está en Burkina Faso desde Septiembre del 2013; antes había estado destinado en Mali de 1977 a 2013, en Karangasso (Diocesis de Sikasso) y en Kati, Korofina Nord (siendo Ecónomo Provincial de 2003 a 2008), Centro Fe y Encuentro y finalmente en la Catedral (Bamako).
¿Cómo ha llegado Burkina Faso a la situación actual? He pasado casi toda mi vida misionera en Mali, desde 1977 hasta 2013, cuando me nombraron Ecónomo del sector de Bobo-Dioulasso, pero he seguido siempre muy de cerca lo que sucedía en Burkina. He estado 17 años en Karangasso, país minyanka y como Bobo esta a 212 kilómetros veníamos a menudo para hacer las compras. Burkina ha vivido desde 1987 bajo el mando de Blaise Compaoré, pero no hay que olvidar la sombra de Thomas Sankara que planea siempre sobre el país; me explico, Thomas y Blaise son dos buenos amigos que protagonizaron la revolución popular de agosto 1983. El 15 octubre de 1987 Thomas Sankara fue asesinado a la edad de 37 años y tuvo lugar el consiguiente golpe de estado que llevó a Blaise Compaoré al poder; Thomas fue el quinto presidente de Burkina, desde el 4 Agosto 1984 al 15 Octubre 1987. Hay muchas versiones sobre el asesinato de Sankara y por eso sigue “vivo” en la sociedad burkinesa. En diciembre de 1998 fue asesinado el periodista Norbert Zongo, editor del diario l'Indépendant.…este asesinato también sigue vivo en el espíritu del pueblo, y cada año tienen lugar grandes manifestaciones que reivindican que la justicia y los derechos humanos triunfen en Burkina. Compaoré fue elegido presidente de la república en 1991(escrutinio contestado y boicoteado por la oposición), después fue reelegido en 1998, en 2005 y en 2010, haciendo un total de 27 años en el poder. En 2015 iba a haber elecciones de nuevo. Para poder presentarse era necesario modificar el artículo 37 de la Constitución, con el fin de que Compaoré pudiera presentar su candidatura de nuevo; la mayoría presidencial deseaba esta reforma, pero la oposición se negó a todo referéndum y a cualquier reforma en la Constitución. Así, fue el pasado jueves 30 de octubre cuando numerosos manifestantes asaltaron la Asamblea nacional a pesar de las fuerzas policiales presentes e impidieron que los diputados pudieran tener la reunión, incendiando y saqueando la Asamblea; era las 9 y media de la mañana; después todo se ha sucedido muy deprisa (saqueos, destrozos, quema de coches…) y todo el pueblo se dirigió hacia el palacio presidencial; viendo la revolución popular y para evitar miles de muertos, Blaise Compaoré dimitió y se fue a Ghana…actualmente se encuentra en Costa de Marfil. El jefe del estado mayor tomó las riendas del país, Honore Traoré. Se habla también de Kouamé Lougué, general retirado, pero finalmente es el coronel Isaac Zida, “porte-parole” del ejército y número dos de la guardia presidencial quien dirige el país con el objetivo de organizar la transición, devolver el poder a los civiles y garantizar una vuelta rápida al orden constitucional; en eso están ahora todas discusiones y encuentros entre políticos, partidos, Cedeao, Union Europea, Estados Unidos, y Francia, la mayor implicada y la más influyente en el Burkina y Africa occidental. ¿Están en peligro la seguridad de la población y sus derechos fundamentales? Creo que lo peor ya ha pasado; sin embargo el conflicto ha dejado un rastro de más de cuarenta muertos y más de cien heridos (aunque no hay un conocimiento exacto de las cifras), saqueos, incendios, arreglos de cuentas, destrucción de edificios estatatales, etc; creo que hay que alabar la actitud del ejércitos y las fuerzas policiales que no abrieron fuego contra la multitud evitando así una gran tragedia, como ha ocurrido en otros países africanos cuando ha habido situaciones de similares de revueltas populares. ¿Se vislumbra alguna salida a esta encrucijada? Creo que hay lugar para la esperanza de un futuro prometedor para Burkina; todas la fuerzas políticas, militares, asociaciones civiles…todos están implicados y se espera la devolución del poder a los civiles muy pronto. Aunque no se ha indicado la fecha, se habla de 90 días de transición según el artículo 43 de la Constitución, que por el momento está suspendida y hay que activar de nuevo. ¿Cómo lo está viviendo la comunidad católica? Es difícil responder a esta pregunta. Ciertamente la semana de la desobediencia civil (cierre de escuelas, bancos, comercios, manifestaciones...) nos ha hecho vivir en tensión, sobre todo las noches del 30 y el 31 de octubre, que hubo toque de queda desde las siete de la tarde hasta las seis de la madrugada; no había ningún ruido en el barrio, era un silencio sepulcral que me recordó las noches de Bamako, angustiados por lo que podía pasar en la noche (actos de vandalismo, robos..), es como si el tiempo se parase y cuando ves la luz del día de nuevo das gracias a Dios…pero todavía queda el día, dudas en salir por si acaso…y de nuevo, la noche vuelve…personalmente, puedo decir que lo mismo que en Bamako, no tienes miedo, al contrario, una aceptación voluntaria de lo que te pueda pasar y una gran confianza que estás en manos de Dios. Desde Bobo-Dioulasso he podido observar que había una gran inquietud y se seguía mucho lo que pasaba en Ouagadougou; muchos católicos ciertamente estaban del lado de Compaoré a causa de la paz y estabilidad que había en el país (más teniendo en cuenta lo que paso en Costa de Marfil y Mali estos últimos años) pero la mayoría son conscientes que 27 años en el poder ya era mucho y había dejar el paso a otros políticos. Sobre todo entre los más jóvenes había un gran deseo de cambio, pues como en otros países de África hay miles de jóvenes con estudios que no tienen trabajo, hay corrupción, favoritismos e influencias, muchas familias sin parcelas para construir, etc. ¿Se ha posicionado la Iglesia antes los últimos acontecimientos? Puedo equivocarme pero ha habido un gran silencio ya que los católicos burkineses están en la mayoría presidencial, otros en la oposición, otros en los movimientos y asociaciones de ciudadanos como “la escoba ciudadana”… pero el año pasado, la Conferencia Episcopal estaba contra la reforma de la Constitución y la creación de un Senado que quería crear Compaoré. Ayer el cardinal de Ouagadougou, Mgr. Philippe Ouedraogo, invitaba a los católicos a una Novena por la Paz. ¿Podría hacer algo más la comunidad internacional? Desde mi experiencia vivida en Mali, la presión internacional debe ser muy fuerte a nivel político, financiero, cooperación, etc…pero rápida y eficaz; no se debe castigar a los más pobres como paso con Mali, cuando lo bloquearon en todos los sentidos, y en ese momento denuncie tal cosa, eso no era humano hacer eso con uno de los países más pobres del mundo y bajo la amenaza de los integristas musulmanes y de los traficantes de armas y drogas en esos momentos. ¿Qué futuro le espera a este pequeño país africano? Siempre he dicho que al llegar a Burkina en 2013 he encontrado un país muy trabajador y organizado a nivel de escuelas, ministerios, salud, una agricultura muy moderna, minería importante… es verdad hay muchas necesidades, en Bobo, donde vivo, hay barrios con escasez de agua, electricidad, carretera malísimas, miles de familias que no llegan a tener una parcela para construir... por eso ha habido arreglo de cuentas en Bobo (saqueos, incendio del Ayuntamiento y otros edificios ligados al régimen de Compaoré). En fin, creo que hay un buen futuro; es una alegría ver a las seis de la mañana cientos de jóvenes, niños y niñas, trabajadores ir en bici o en moto a la escuela, al mercado, a su lugar de trabajo…