Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030
Asteazkena, 8 martxoa 2017Como muchos otros Días Internacionales, el Día Internacional de la Mujer es un buen momento para reflexionar sobre los avances logrados, sobre los cambios y objetivos aún por conseguir, y reconocer el mérito de todas aquellas mujeres luchadoras a lo largo de la historia, gracias a las cuáles, muchas de nosotras estamos hoy en la posición en que la que estamos.
El tema de 2017 para el Día Internacional de la Mujer es «Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030». Muchas mujeres de nuestra generación hemos sido afortunadas; somos más libres que nuestras madres, y desde luego mucho más de lo que fueron nuestras abuelas (aunque parezca mentira, no hace tanto tiempo que en España las mujeres tenían que ir acompañadas de sus maridos a los bancos para sacar su dinero); pero seguimos sin gozar de los mismos derechos y libertades que cualquier hombre.
Históricamente y a nivel mundial, mujer y derechos laborales han sido siempre la “materia pendiente”. Aunque existen muchas historias en torno al evento que dio origen a este día, la más verosímil data de 1857, cuando en Nueva York, un grupo de trabajadoras de una fábrica textil unieron sus voces en protesta contra las condiciones laborales que se veían obligadas a vivir; y fue en 1975 cuando la ONU declaró el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. Sí, muchas cosas han cambiado desde el siglo pasado, y sin embargo, parece mentira que en tantos campos, en lugares tan lejanos y tan cercanos a la vez, sigan existiendo semejantes condiciones de discriminación contra la mujer.
Pongamos el caso de Europa, mismamente, donde encontraremos una brecha salarial entre mujeres y hombres asombrosa. En España, por primera vez en 40 años, está empezando a caer la población femenina activa, y además, a expensas de las mujeres más jóvenes. ¿Qué significa eso? Un retroceso, volver a situarnos como cuidadoras del hogar, y alejarnos de nuevo del mercado laboral. La crisis económica mundial, esa constante compañera actual, también afecta a la igualdad.
O un poco más lejos; todos conocemos (o nos debería sonar) la situación de la población femenina en India. No hace tanto que las noticias decidieron centrar su foco de atención en ella, debido a diferentes violaciones que tuvieron lugar en la vía pública (una de las más sonoras, la violación de Jyoti Singh en 2012, una estudiante de medicina india que fue violada hasta la muerte por 6 individuos)
Y otro ejemplo más, ¿cuántas mujeres conocen que trabajen en política? Según ONU Mujeres, sólo el 22% de los parlamentarios del mundo son mujeres; sólo 21 mujeres presiden el gobierno de su país y, según datos de enero de 2015, sólo el 17% de los ministros de los gobiernos son mujeres. Esto significa que nosotras tenemos que luchar el doble para que se oiga nuestra voz.
En conclusión; sí, en los últimos 20 años ha habido grandes progresos para las mujeres y niñas del mundo entero. La tasa de mortalidad materna se ha conseguido reducir casi a la mitad de lo que fue el siglo pasado, niñas y niños van al colegio casi por igual, y cada vez hay más leyes que defienden la igualdad de la mujer. Pero a pesar de ello, sigue siendo evidente la falta de participación de la mujer en todos los sectores de la sociedad, y tristemente, seguimos teniendo noticias como la del 2012 en India, entre muchas otras procedentes de otros lugares del globo.
Con esto, quiero decir que como siempre, la lucha por los derechos humanos, del tipo que sean, es una lucha diaria, no de recuerdo o memorando un día al año, escogido por la razón que fuere. Sí, el símbolo siempre es útil para mover conciencias, pero este movimiento solo es útil a su vez, si es continuo. De nada sirve compartir 3 o 4 bonitas publicaciones en Facebook hoy, y pasar a lo siguiente mañana, si cuando una noticia horrible de violación de los derechos de la mujer aparece, no tomamos los 5 minutos que lleva leerla, indignarnos, pensar sobre ello, transmitir el mensaje. La lucha debe ser diaria y tocar todos los ámbitos de la vida comunitaria; fábricas, oficinas, despachos, transporte público, escuelas. Como mujeres tenemos un legado a defender, el que nos dejaron aquellas valientes predecesoras que comenzaron la marcha por la igualdad.