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Informe 2021: La Salud en la Cooperación al Desarrollo y la Acción Humanitaria

El  Informe “La Salud en la Cooperación al Desarrollo y la Acción Humanitaria” es una iniciativa conjunta de medicusmundi y Médicos del Mundo que, desde el año 2002, aporta un análisis sobre la salud en el mundo, políticas, factores y situaciones más relevantes que afectan a la salud de forma más global y marcan de forma periódica la agenda internacional.

 

1. La salud en el mundo

La crisis derivada de la pandemia de la COVID-19 ha agravado el resto de los problemas de salud, que no han desaparecido, sencillamente no han sido atendidos por la reasignación de personal sanitario para apoyar los servicios de respuesta a la pandemia o por la falta de medicamentos, pruebas diagnósticas y otras tecnologías. Se estima, por ejemplo, que la mortalidad infantil puede haberse incrementado un 42% en los primeros 6 meses de 2020, algo que puede estar pasando con otras enfermedades que afectan principalmente a las poblaciones más vulnerables.

Pasará algún tiempo antes de que conozcamos el impacto real de las interrupciones en la atención sanitaria durante la pandemia de la COVID-19. Entre tanto, todos los países deben aplicar el enfoque de salud en todas las políticas, seguir haciendo esfuerzos para controlar la pandemia y reforzar los sistemas públicos de salud para que estén mejor preparados para prevenir, diagnosticar y atender a la población, especialmente la más vulnerable.

La distribución inequitativa de las vacunas contra la COVID-19 y el acaparamiento de éstas por parte de los países más enriquecidos revela el fracaso de la comunidad internacional ante la pandemia y lo alejados que estamos de una adecuada gobernanza mundial de salud. El acaparamiento de vacunas puede llevar a que 241 millones de dosis se tengan que tirar si no se emplean antes de que finalice 2021. Mientras, la iniciativa COVAX, la herramienta creada para poder distribuir 2.000 millones de dosis en 92 países de bajos ingresos a finales de 2021, solamente ha distribuido 330 millones de vacunas hasta octubre.

Urge suministrar vacunas a los países empobrecidos para limitar los riesgos de la variante del coronavirus Delta y otras que puedan surgir como la variante Ómicron y mantener las medidas de salud pública.

A pesar de los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como organización multilateral por coordinar la respuesta mundial ante la pandemia, se ha visto que la gobernanza pública de la salud mundial sigue fragmentada y necesita ser fortalecida. Más allá de su cuestionamiento -sobre todo al inicio de la pandemia-, ha tenido muchos más aciertos que errores y, si bien es cierto que sus críticas han disminuido en 2021, no ha conseguido convencer a los países para que acepten sus recomendaciones y asegurar así una distribución más equilibrada de vacunas en el mundo.

Se debe fortalecer a la OMS de forma que sea más eficaz, independiente, transparente y participativa, y que logre ser el centro de la gobernanza pública mundial en salud coordinando una acción común, que permita reducir el número de brotes y acabar con la pandemia.

La salud está afectada claramente por el cambio climático, algo que puede empeorar en los próximos años. La mortalidad asociada a las olas de calor en personas mayores de 65 años ha aumentado un 80% desde el año 2000. Por su parte, los cambios en la distribución de vectores que transmiten enfermedades, como malaria, dengue o zika, harán que aumenten estas enfermedades y 216 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse dentro de su país por motivos climáticos de aquí al año 2050. Estamos ante una pandemia global inminente, el cambio climático, al que también contribuyen los propios sistemas sanitarios.

La crisis climática es una crisis de salud y el cambio climático una amenaza compartida, ante lo que todos los países tienen la responsabilidad de actuar invirtiendo ahora en salvar vidas fortaleciendo la salud pública.

2. Perspectiva internacional

En los últimos 20 años, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) neta del conjunto de países donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) ha aumentado un 110%, aunque no ha sido un crecimiento constante, ni todos los países lo han hecho de la misma forma. La AOD total de los miembros del CAD en 2020 fue de 161.200 millones de dólares, lo que supone un incremento del 3,5% respecto a 2019. La AOD representa el 0,32% de la renta nacional bruta (RNB) de estos países, un porcentaje que queda lejos del compromiso del 0,7% que solo seis países, Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, Reino Unido, Suecia y Alemania, cumplieron en 2020.

El conjunto de donantes del CAD debe cumplir con el compromiso ineludible de destinar el 0,7% de los ingresos nacionales a AOD, compromiso ratificado en numerosas ocasiones por los países, la última vez con motivo de la aprobación de la Agenda 2030.

En los años previos a la pandemia, el conjunto de donantes disminuyó sus apartaciones al sector de la salud. Los 21.296 millones de dólares destinados en 2019 por el conjunto de países del CAD representan el 12,09% del total de la AOD, un 5,4% menos que en 2018. Este porcentaje de salud es el menor en los últimos 10 años.

La salud va progresivamente perdiendo peso en el conjunto de donantes, incluso en las estrategias europeas de lucha contra la COVID-19 en el mundo. Es necesario entender, más que nunca, que el sector de la salud es un sector fundamental para el desarrollo de las personas y que es necesario mantenerlo como prioritario en la cooperación internacional a través de unos presupuestos adecuados, que la sitúen en torno al 15% del total de la AOD.

3. La salud en la cooperación española

En 2020, la AOD española alcanzó los 2.646 millones de euros, lo que supone una disminución leve de 15 millones de euros. Y, si bien a pesar de lo anterior aumentó su peso, alcanzando el 0,23% de la RNB, este porcentaje sigue muy alejado del 0,32% de la media del conjunto de donantes del CAD y del compromiso del 0,7%. La publicación de la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030, que pretende desarrollarse a través de un enfoque de derechos y feminista, y que va a afectar al sector de la salud y al de la cooperación, así como una posible nueva ley de cooperación en 2022, son pasos positivos hacia un nuevo impulso de la Cooperación Española.

La AOD española lleva más de una década en una prolongada crisis, situándose entre los países donantes que menos porcentaje de RNB destinan a AOD. Los pasos dados para poder establecer el marco de trabajo y prioridades para los próximos años deben estar acompañados de unas previsiones presupuestarias creíbles y adecuadas para afrontar los retos mundiales del futuro.

La Cooperación Española destinó a salud 201,9 millones de euros en 2020, lo que representa el 7,5% del total de su AOD, un porcentaje que triplica la ayuda destinada en 2019, y es el mayor porcentaje destinado a salud por la Cooperación Española desde 2010, cuando se consigna un 8,38% del total. No obstante, sigue por debajo de la media del conjunto de países donantes del CAD.

La Cooperación Española debe aumentar su inversión en salud hasta porcentajes similares al conjunto de donantes del CAD para darle el peso que el sector demanda y poder hacer frente a los problemas globales de salud. Además, debe seguir apostando por el fortalecimiento de los sistemas públicos de salud, con unos recursos y personal suficiente que aseguren una cobertura sanitaria universal de calidad y equitativa.

La cooperación descentralizada destinó 298 millones de euros a AOD en 2020, disminuyendo un 6,86% respecto a 2019. Sin embargo, la cooperación descentralizada en salud alcanza los 31,4 millones de euros, un 11,6% más que en 2019. Las cifras de AOD en salud suponen el 14,7% del total de la AOD conjunta entre Comunidades Autónomas (CC. AA.) y Entidades Locales (EE. LL.), duplicando el porcentaje que destina la Cooperación Española. En 2020, 9 CC. AA. bajan sus presupuestos en cooperación sanitaria, destacando el importante descenso de Andalucía, en la que disminuye un 45%, y País Vasco, que la reduce un 43%. En positivo, Canarias multiplica por 7 su AOD en salud, Extremadura lo hace por 2,5, y Asturias y Comunidad Valenciana duplican, su financiación en salud.

La cooperación sanitaria descentralizada cubre unas necesidades en salud, que las grandes políticas muchas veces dejan vacías, y facilita una mayor cercanía entre el sector de la cooperación y la ciudadanía. Ésta debe seguir este camino de crecimiento sin perder su esencia, pero revisando sus herramientas para mejorar el impacto y previsibilidad de su ayuda.

La campaña de vacunación contra la COVID-19 en España alcanzó el objetivo de vacunar al 70% de la población diana en verano y ha demostrado su eficacia para reducir el número de muertes y de casos críticos debidos a esta enfermedad. No obstante, la crisis persiste y habrá que determinar cómo vamos a convivir con esta pandemia en el futuro. En el ámbito de la cooperación, la “Estrategia de respuesta conjunta de la cooperación española a la crisis de la COVID-19”, ha permitido definir mejor las prioridades, aunque ya se constatan algunas incoherencias, como la falta de presupuesto para personal sanitario, cuando es una de las prioridades de dicha estrategia.

Ante una enfermedad que funciona por olas pandémicas, se necesita prevenir y actuar rápidamente para cubrir las necesidades en todos los niveles de salud.  Es el momento de apostar por cambios de calado, tanto para la cooperación sanitaria como para el sector de la salud en España. Se necesitan sistemas de salud, donde la atención primaria tenga la relevancia y los medios adecuados como punto de encuentro entre el sistema y la ciudadanía para encontrar soluciones más locales a las respuestas globales.

4. Acción humanitaria

Las crisis humanitarias siguen creciendo en complejidad y gravedad. Los conflictos siguen siendo el principal motor de necesidades, mientras las catástrofes naturales aumentan. Al tiempo, la interacción entre ambos acentúa las vulnerabilidades y desigualdades, empeorando la COVID-19 aún más e incrementando el número de personas que precisan ayuda. Sin embargo, el Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19 sólo ha recibido 3.801 millones de dólares, el 40% de lo solicitado.

La comunidad internacional debe asignar los fondos necesarios para cubrir el 100% del Plan Global de Respuesta Humanitaria COVID-19 de forma adicional a los previstos para otras crisis humanitarias.

Las barreras administrativas, las leyes restrictivas y otros obstáculos limitan gravemente el espacio humanitario, afectando de manera negativa la capacidad de las organizaciones humanitarias para cumplir su mandato. A esto se suma una tendencia creciente por parte de los Estados a controlar el trabajo humanitario internacional dentro de sus fronteras, vulnerando marcos jurídicos internacionales, especialmente el Derecho Internacional Humanitario (DIH).

Teniendo en cuenta la especificidad de la acción humanitaria, los Estados deben integrar y respetar las exenciones humanitarias en sus legislaciones nacionales y respetar el Derecho Internacional Humanitario.

Casi 440 millones de personas en el mundo necesitan ayuda y protección humanitaria, pero los llamamientos humanitarios de las Naciones Unidas para 2020, que ascienden a un récord sin precedentes de 38.540 millones de dólares, sólo están financiados en un 49,7% con 19.154 millones de dólares, un 10% menos que en 2019.

Dado lo anterior, los donantes deben respetar sus responsabilidades y compromisos internacionales incrementando de forma sustantiva los fondos destinados a la acción humanitaria, de forma que se reduzca al 25% la diferencia entre los fondos solicitados y los recibidos.

Si bien la AH de la Cooperación Española ha experimentado en 2020 un aumento notable de cerca de 34 millones de euros, pasando de los casi 62 millones de 2019 a los 96 y representando el 3% del total de su AOD, este porcentaje queda de nuevo muy lejos del 11% de media del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) y de lo establecido por la propia Estrategia de Acción Humanitaria de la Cooperación Española.

La Cooperación Española debe incrementar de forma substancial los fondos destinados AH para acercarse de manera efectiva a su compromiso de situar en al menos el 10% de su AOD a la AH en 2022, tal y como recoge su Estrategia de Acción Humanitaria.

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