El informe se presentó con un debate en el que intervinieron Miriam Ciscar, jefa de Departamento de Cooperación Sectorial; Daniel López Acuña, médico y epidemiólogo especialista en Salud Pública y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS); José Félix Hoyos, Presidente de Médicos del Mundo y Carlos Mediano, responsable de estudios de medicusmundi. El espacio lo modera la periodista Cristina Sánchez Hernández, periodista de Internacional de RNE y excorresponsal de Oriente Próximo. Juntos analizaron los temas que recoge el Informe de Salud.
Los últimos años se han vivido como un enorme reto para la salud pública. Los países de todo el mundo siguen combatiendo la COVID-19, confiando en que no aparezcan nuevas variantes mientras luchan por mantener en funcionamiento el resto de los servicios sanitarios. La pandemia ha sido la gran protagonista del año 2021 hasta el punto de rescatar conceptos como el de “una sola salud” (One Health), concepto que exige abordar la salud global con una visión única, holística e integral, que tenga en cuenta tres aspectos indisociables para el bienestar general: la salud humana, la salud animal y la salud del planeta.
Los gobiernos y las empresas privadas financiaron la investigación y con ello llegaron las vacunas, las pruebas y los tratamientos para la COVID-19, pero la brecha de la inequidad aumentó por cómo se llevó a cabo la distribución de las vacunas, favoreciendo de manera vergonzosa a los países más ricos, dejando a los colectivos y poblaciones más vulnerables de países más pobres sin protección.
La cooperación internacional se ha convertido en un instrumento importante a la hora de afrontar las numerosas crisis humanitarias abiertas, en unos casos apoyando los servicios sanitarios esenciales y los centros de alimentación terapéutica para tratar a los niños con malnutrición aguda; en otros entregando suministros médicos y prestando apoyo en materia de salud mental; pero también cubriendo necesidades en materia de combustible por la crisis energética, alimentos por la crisis alimentaria y medicamentos por las múltiples crisis sanitarias existentes que van desde la diarrea acuosa aguda, al dengue, pasando por el sarampión, la poliomielitis o el paludismo.
En estos años muchos indicadores de salud han mejorado y con ello la salud mundial, aunque sigue siendo inaceptable el poco avance en alguno de ellos como el de la mortalidad materna o el de la mortalidad deniños menores de 5 años. Además, las dificultades para conseguir la Cobertura Sanitaria Universal se acrecientan, cobrando especial importancia tras la pandemia el factor financiero. El número de personas con gastos de bolsillo en salud catastrófico pasó de 940 millones a 996 millones al año, impulsado por un aumento de la cantidad que las personas gastan de su propio bolsillo para su salud, sumado a un crecimiento del consumo de salud privada.
El incumplimiento permanente de los compromisos firmados, ya sean los ODM, ya sean los ODS, así como la incapacidad de muchos países para considerar la salud como un derecho y, en consecuencia, hacer todo lo posible por garantizarlo.
Para cubrir todas las necesidades existentes en el mundo, sanitarias y no sanitarias, los países del CAD destinaron 178.916 millones de dólares a cooperación, lo que supone un aumento del 10,3 % respecto a 2020. De esta cantidad, 18.786 millones de dólares se destinaron a acciones relacionadas con la COVID-19.
La cooperación española aportó 3.123 millones de euros, un incremento del 15,2 % respecto al año anterior, un porcentaje muy alejado del 0,5 % comprometido para final de legislatura, del 0,33 % de la media del conjunto de donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD), del 0,49 % de la media de los países de la UE y del compromiso del 0,7 % adquirido hace más de 50 años en el seno de las Naciones Unidas.
El sector salud en la cooperación española cobra relevancia y pasa de absorber el 7,5 % de AOD en 2020 al 16,8 % en 2021. El incremento
de fondos en 324.677.453 euros sitúa el aporte a salud en 526.570.219 euros, la cifra más alta destinada por la cooperación española a salud en su historia. De este total consignado a salud, 312 millones (59 %) se destinaron directamente a la lucha contra la COVID-19. Y otro hecho a destacar es que por primera vez desde que se elabora este informe, el Ministerio de Sanidad es quien más aporta a la cooperación sanitaria, el 56,5 % del total. La cooperación descentralizada, que sigue siendo un actor importante en la Cooperación Española, crece en 2021, concretamente un15 %, alcanzando los 340,5 millones de euros y situándose en su conjunto en el 0,106 % del presupuesto del conjunto de las CC. AA., un porcentaje que está por debajo probablemente de sus posibilidades.
La Acción humanitaria (AH) de la cooperación española también ha seguido creciendo sensiblemente en 2021, situándose en 107 millones de euros, 11 millones más que en 2020, lo que representa el 3,5 % del total de su AOD, un porcentaje que sigue muy lejos del 10,53 % de la
media de los países del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) y de lo establecido por la propia Estrategia de Acción Humanitaria de la Cooperación Española.