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Elecciones en Ruanda y su estrategia de desarrollo 'Vision 2050'

El pasado lunes 15 y martes 16 de julio tuvo lugar en la República de Ruanda uno de los eventos más importantes de 2024: las cuartas elecciones democráticas. Como era de esperar, Paul Kagame, presidente de Ruanda desde hace más de 30 años, gana con una aplastante mayoría y el parlamento más femenino del planeta

Kagame no es un presidente cualquiera. Es una figura controvertida y que a menudo la comunidad internacional cuestiona por su hermetismo y susceptible de debate respeto a ciertas libertades y prácticas democráticas en su país. No obstante, destaca también por cómo ha logrado hacer prosperar Ruanda tras una situación tan trágica como una guerra civil y uno de los peores genocidios de la historia de la humanidad. Todo ello en tiempo récord y con una estrategia que hoy en día se estudiada y es ejemplo a seguir por muchos otros países, especialmente africanos. Hoy presume de tener el parlamento más femenino del planeta, el 61%, comparado con España que tiene el 44% de diputadas. 

A finales de la década de 1990, Kagame comenzó a planear activamente métodos para mejorar el desarrollo nacional. Inició un proceso de consulta nacional y también buscó el consejo de expertos de naciones emergente como China, Singapur y Tailandia. En el 2000, lanzó un ambicioso programa de desarrollo nacional llamado Visión 2020. Y logró transformar Ruanda en un país de ingresos medios para el año 2020 con enfoque de desarrollo económico, social y político, con un rápido crecimiento. El País de las Mil Colinas con se estrategiaVision 2020 logró también realmente una mejora considerable en el acceso a educación (17% del presupuesto anual y 73% de alfabetización), y lo que es más importante, a los servicios de salud (esperanza de vida de 69 años y sólo 2,6% de población con SIDA/VIH).

No obstante, por otra parte las brechas de riqueza siguen siendo significativas, tanto entre las poblaciones urbanas y como la distribución de la misma en diferentes grupos sociales. Pero su nueva fase de desarrollo, Visión 2050, piensa reducir esas brechas. 

Ruanda siempre ha sido un país históricamente dependiente de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Ésta ha sido crucial para reconstrucción del país, rehabilitación de infraestructuras básicas, servicios de salud y educación, reconciliación y construcción de paz social especialmente tras su guerra civil y el genocidio contra los tutsis de 1994. Una dependencia que aún sigue existiendo para enfrentar grandes desafíos en términos de pobreza, educación, salud, mejora de infraestructura, transición sostenible e impulso del turismo. Los principales donantes de AOD a Ruanda incluyen países como Estados Unidos, Reino Unido, Países Bajos, Alemania y organizaciones internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Para hacer frente a ello, el gobierno ruandés ha trabajado para diversificar las fuentes de ingresos y reducir gradualmente su dependencia de la AOD. Esto incluye políticas para mejorar la eficiencia en la gestión de los recursos, fortalecer la recaudación fiscal interna, promocionar proyectos de desarrollo de infraestructura y energía, generación de atractivos fiscales para la inversión extranjera, y el establecimiento de alianzas comerciales con sus vecinos. Todo un reto que sin duda afrontan los ruandeses con motivación y responsabilidad.