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Faltan 10 millones de enfermeras en el mundo: su carencia reduce la esperanza de vida

Faltan 4,5 millones de enfermeras para cubrir las necesidades básicas de salud global. Pero el panorama es aún más preocupante: solo para mantener el personal actual, sin contar la creciente demanda, se necesitará educar y contratar a 4,7 millones de nuevas enfermeras en los próximos diez años. Si sumamos la escasez existente, el mundo enfrentará un déficit de 10,6 millones de enfermeras en 2030

Según la Organización Mundial de la Salud, faltan 4,5 millones de enfermeras para cubrir las necesidades básicas de salud global. Pero el panorama es aún más preocupante: solo para mantener el personal actual, sin contar la creciente demanda, se necesitará educar y contratar a 4,7 millones de nuevas enfermeras en los próximos diez años. Si sumamos la escasez existente, el mundo enfrentará un déficit de 10,6 millones de enfermeras en 2030, según International Council of Nurses

La enfermería es la columna vertebral de la atención sanitaria. Cada 12 de mayo, el Día Mundial de la Enfermería nos invita a reconocer el valor de quienes dedican su vida a cuidar de la salud colectiva. Sin embargo, hoy más que nunca, este sector atraviesa una crisis global que amenaza la sostenibilidad de los sistemas de salud en todo el mundo.

Una crisis que se agrava: envejecimiento y abandono profesional

Uno de los factores críticos de esta escasez es el envejecimiento de la fuerza laboral. Se estima que el 17% de las enfermeras del mundo se jubilarán en la próxima década. Esa circunstancia obliga a duplicar los esfuerzos de formación y contratación de 4,7 millones de enfermeras adicionales si no queremos retroceder. Pero el escaso atractivo de la profesión para los jóvenes, motivado por las condiciones laborales, escasas oportunidades de desarrollo profesional y la falta de reconocimiento social, crean un vacío difícil de cubrir.

A esto se suma un fenómeno alarmante: el aumento en las tasas de abandono profesional. Durante la pandemia, el 90% de las asociaciones nacionales de enfermería manifestaron su preocupación por el agotamiento, el estrés prolongado, ansiedad psicológica, las cargas de trabajo excesivas y la falta de recursos. Estas condiciones han llevado a un número creciente de enfermeras a dejar la profesión y a muchas otras a considerar seriamente su abandono. Según las Asociaciones de Enfermería “El desgaste emocional, físico y mental es insostenible”. Simplemente porque los gobiernos no han abordado adecuadamente factores clave como el aumento de inversión y mejoras en políticas de retención de esta fuerza laboral clave para la salud de las poblaciones.

Impacto directo en la salud pública

La escasez de personal de enfermería tiene consecuencias directas y graves sobre la salud pública y la sostenibilidad de los sistemas sanitarios, y repercute directamente en la salud de toda la población. Menos enfermeras significa menos acceso a cuidados esenciales, más listas de espera y mayor mortalidad.

La OMS advierte que los países con menor densidad de personal de enfermería registran peores indicadores de salud, como mayor mortalidad materna e infantil, y menor esperanza de vida. En zonas rurales o vulnerables, donde las enfermeras son a menudo la única figura sanitaria disponible, su ausencia deja comunidades enteras sin atención primaria y elevan el índice de mortalidad.

En los países ricos, el déficit de enfermería provoca estrés crónico del sistema sanitario: turnos interminables, sobrecarga de trabajo, largas listas de espera, desigualdad en el acceso y agrava la calidad de los cuidados.

España: entre avances históricos y retos urgentes

En España la enfermería vive un momento clave. Por un lado, los recientes cambios legislativos suponen un avance histórico: ampliación de competencias (como la prescripción de medicamentos), mejora de las condiciones laborales, seguridad jurídica y establecimiento de ratios mínimas de enfermeras por paciente. Estas reformas abren oportunidades para fortalecer el sistema sanitario y reconocer profesionalmente a la enfermería.

Pero, por otro lado, los retos estructurales persisten: según los datos más recientes presentado por el Consejo Nacional de Enfermería, España necesita incorporar 123.000 profesionales de enfermería para alcanzar la media europea, una situación que se ha agravado en estos últimos años (el informe anterior situaba el 95.000 la escasez de profesionales de enfermería). Además, el aumento de la demanda asistencial debido al envejecimiento poblacional, y las malas condiciones laborales favorecen el abandono de la profesión. España, con 6,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, sigue por debajo de la media europea, con 8,5 enfermeras por cada mil habitantes, y las plantillas insuficientes comprometen la calidad asistencial. A esto hay que añadir el envejecimiento de la plantilla, con un porcentaje significativo de profesionales mayores de 50 años, especialmente en zonas rurales.

Cuidar a quienes nos cuidan: una tarea colectiva

Frente a esta crisis global, todos podemos actuar. Desde los Gobiernos y autoridades sanitarias, con mayores inversiones en formación, contratación y retención de enfermeras. Garantizar condiciones laborales dignas, salarios justos y entornos de trabajo seguros es esencial para frenar la fuga de talento. Por su parte, los hospitales e instituciones deben velar por la seguridad tanto física como emocional de sus plantillas, dotarlas de recursos suficientes y ofrecerles oportunidades reales de desarrollo profesional. Y a nivel de la ciudadanía tenemos el deber de reconocer públicamente la labor de las enfermeras, rechazar la violencia hacia el personal sanitario y apoyar políticas que fortalezcan la atención pública.

Invertir en enfermería no es solo una cuestión de justicia profesional: es una estrategia indispensable para proteger la salud global. Cada enfermera es un pilar que sostiene la atención primaria, la prevención de enfermedades, el cuidado de crónicos cada vez más numerosos y la respuesta a emergencias.

Si no actuamos ahora, la crisis de la enfermería se convertirá en una crisis de salud mundial. Cuidar a quienes nos cuidan es una responsabilidad colectiva. Este Día Mundial de la Enfermería es, más que una celebración, una llamada urgente para proteger la profesión que protege nuestras vidas.