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Colectivos Vulnerables frente a la Pandemia. Que nadie quede atrás

Más de 7.700 millones de personas en el planeta, según el último informe de Naciones Unidas, en el año que más sufrimiento está causando la Covid-19 a toda la población mundial. Y no todas las personas están viviendo con igual suerte la pandemia.

Hay grupos más vulnerables que se han visto más expuestos durante una crisis que aprovecha las carencias y desigualdades de los sistemas sanitarios para recordarnos la importancia de invertir en infraestructuras y profesionales sanitarios. La OMS ha puesto en marcha un Plan Estratégico de Preparación y Respuesta  para reforzar las emergencias en países con sistemas sanitarios frágiles o afectados por crisis humanitarias. Asimismo la Comisión Europea organizó una conferencia de donantes en la que más de 40 países comprometieron más de 7.400 millones de euros para apoyar la investigación y el desarrollo de vacunas, medios de diagnóstico y tratamientos.

A pesar de todos estos esfuerzos, dada la magnitud de la crisis y sus consecuencias sobre la salud de la población, los recursos ya movilizados o comprometidos podrían ser  insuficientes si la aspiración es llegar a toda la población, especialmente a los colectivos más vulnerables, para dar sentido al principio de la agenda 2030 de no dejar a nadie atrás.

Mujeres

Y para que nadie quede atrás es importante que no le ocurra a las mujeres. Representan el 90% del sector enfermería en el mundo, según la OMS, y el 78% de todo el trabajo sanitario en Europa. Es por ello la población más expuesta al virus (y por lo tanto la más susceptible de haber sido contagiada). Incluso la ONU ha destacado esta brecha de género de los sanitarios. En España más del 70% de quienes han luchado contra la pandemia en primera fila han sido mujeres.

No se trata sólo de personal sanitario, sino de limpiadoras en pleno frente, cuidadoras en residencias, mujeres en sus casas con enfermos o con sus familiares. A esto se añade el cierre de escuelas, que ha incrementado el trabajo en casa no remunerado, y otros trabajos en mercados laborales inseguros que sufren más el impacto económico de la pandemia y tienen un mayor riesgo (ellas) de caer en la pobreza.

Por otro lado, las medidas de confinamiento ha provocado la confluencia de otros riesgos. La ONU calcula que por cada tres meses de confinamiento -si se producen niveles altos de afectación- habrá hasta 2 millones más de mujeres que no puedan utilizar anticonceptivos modernos. Y cada seis meses en esas mismas circunstancias, se prevén 7 millones de embarazos no planificados. A esta situación hay que añadir otra estimación de vértigo: 31 millones de casos adicionales de violencia de género.

Desde medicusmundi, a través de un proyecto de intervención integral con adolescentes de violencia sexual, embarazo y lucha contra la mortalidad materna en El Salvador, trabajamos con violencia de género en el contexto Covid-19

Refugiados y migrantes

El sector de refugiados y de emigrantes también queda más vulnerable con esta crisis sanitaria mundial. Ya el hecho de no disponer un sitio fijo para dormir, o de tener que compartir espacios sin la distancia mínima reglamentaria, los hace de una vulnerabilidad extrema por la rapidez de contagio del virus. Si a esto le sumamos el difícil acceso a la atención médica adecuada, la suspensión durante el confinamiento de muchos de los servicios de acogida, o de los centros que proporcionan suministros (ropa, alimentos), las dificultades para ellos se multiplican. La falta de acceso a información digital e informática desde donde se han gestionado servicios de ayuda, y sobre todo la falta de instalaciones mínima de higiene y saneamiento, sitúa a estos colectivos frente a un abismo.

Cheikhou Cissé, mediador intercultural de medicusmundi y director de nuestro Centro de inmigrantes El Pasico, en Albacete, explica que la declaración del estado de alarma, al limitar la libertad de circulación de las personas, impidió a los inmigrantes salir a trabajar, puesto que la mayoría son temporeros en labores agrícolas. Este hecho representó un duro golpe económico para gran parte de ellos. Y estos días estamos viendo, en Lérida y zonas de Cataluña de la recogida de la fruta, cómo estos emigrantes temporeros han sido más víctimas que nadie de esta difícil situación como resultado de infecciones entre temporeros llegados para trabajar en la recogida de fruta y alojados en condiciones insalubres.

medicusmundi y ACAIM están llevando a cabo en asentamientos de Albacete repartos semanales para estos colectivos de inmigrantes de lotes de víveres y de kit básicos de higiene y mascarillas.

Personas sin hogar

Los sin techo han quedado más a la intemperie que nunca también. Dependen de unos Servicios de Acogida y Centros de Día cuyas puertas han estado cerradas casi en su totalidad durante la pandemia. Sin el reparto de ropa o alimentos, sin acceso a servicios de higiene y/o pernocta, la sociedad civil se ha organizado para proporcionar avituallamiento, kits de limpieza y juega un papel fundamental para reducir el riesgo dentro del poco margen que había de contraer COVID-19.

En Donosti, desde medicusmundi estamos apoyando la Red de acogida Ciudadana, dando cobertura a las necesidades básicas de personas sin techo, principalmente migrantes que en la situación de confinamiento generada por el Covid-19 no contaban con un hogar en el que quedarse. 

Población con discapacidad

La población con discapacidad es ya de por sí un grupo de riesgo, y desde las administraciones públicas se ha hecho muy poco por apoyarles y/o protegerles durante la pandemia. No se ha podido cubrir la asistencia a domicilio de personas dependientes.   A ellos también “se les han dejado atrás”. Según explica la experta en derechos humanos de la ONU que trabaja con la población discapacitada:  "Las medidas de contención tales como el distanciamiento social y el autoaislamiento pueden resultar imposibles para quienes dependen del apoyo de otros para comer, vestirse y bañarse".

Desde medicusmundi insistimos en la idea de que un sistema sanitario sólido y una Atención Primaria fuerte es la mejor protección contra los brotes de esta pandemia y todas las amenazas contra la salud que están ya aquí o nos esperan en un futuro no tan lejano.