El Salvador prohíbe los matrimonios con menores de edad
Miércoles,22 noviembre 2017Todavía hay quien dice que las movilizaciones sociales ya no dan resultado, pero la prohibición del matrimonio con menores de edad en El Salvador es un ejemplo de como la sociedad puede conseguir que las cosas cambien a mejor.
El 17 de agosto de 2017 fue un día histórico para El Salvador. Su Asamblea Legislativa daba un importantísimo paso para acabar con los matrimonios con menores, un ejemplo de la histórica impunidad que ha tenido en el país la violencia sexual que sufre la adolescencia.
El Foro Nacional de Salud y el movimiento feminista salvadoreño han sido claves para que se haya aprobado esta ley, canalizando el clamor social contra la violencia que sufren niñas y adolescentes, movimiento al que se han sumado organismos internacionales como el Fondo de Poblaciones o UNICEF.
Para que nos podamos hacer una idea de la magnitud del problema, no hay más que repasar los datos:
Las Juntas de Protección atendieron 2.955 casos por presuntas amenazas a la integridad sexual de niñas, niños y adolescentes y la Fiscalía General de la República reportó 5.112 niñas, niños y adolescentes víctimas de delitos contra la libertad sexual durante el periodo de enero 2016 a marzo 2017.
7 de cada 10 menores se unen en matrimonio antes de ser madres; y 5 de cada 10 informan ser víctimas de algún tipo de violencia dentro de estas uniones. Según el estudio de Maternidad y unión en niñas y adolescentes realizado por el Fondo de Población de Naciones Unidas.
La exclusión social y la pobreza forman un cóctel decisivo para explicar la situación que sufre la adolescencia salvadoreña, siendo víctima de la violencia sexual con total impunidad por parte de sus agresores.
El embarazo en adolescentes: un ejemplo de violencia sexual
El Salvador es uno de los países con mayores tasas de embarazo de adolescentes. En 2016, se reportaron 11.198 embarazos en niñas y adolescentes entre los 10 y 17 años. Esto supone que prácticamente 3 de cada 10 mujeres que quedaron embarazadas en todo el país, eran adolescentes.
La relación entre estas tasas de embarazo de adolescentes y la violencia sexual contra menores parece que es difícil de discutir y es un ejemplo de la inacción estatal y el cómplice silencio social que se ha vivido en El Salvador.
La consideración del embarazo de adolescentes como un problema de salud pública y como un decidido factor de retroalimentación de la pobreza, es un punto de inflexión.
El reto de hacer realidad esta ley
La no retroactividad de la nueva ley plantea una deuda pendiente con las miles de adolescentes víctimas de la violencia sexual y del silencio social, aunque su aprobación es un avance decisivo en la protección de la niñez y la adolescencia salvadoreña. El país se encuentra ahora ante el reto de hacerla realidad en todo su territorio, algo que solo se podrá conseguir fortaleciendo las capacidades del Estado para que pueda favorecer la denuncia y atender y proteger a las víctimas.
Por su parte, la sociedad salvadoreña deberá permanecer vigilante para garantizar que esta ley no se quede en otra más que no aterriza en la realidad de la población.