La movilidad eléctrica gana terreno progresivamente como elemento clave en las estrategias destinadas a reducir la contaminación urbana, hacer frente al cambio climático y la escasez de combustibles fósiles. En este contexto, el Ayuntamiento de Barcelona ha desarrollado la Estrategia de movilidad eléctrica, en la cual se prevé que la flota municipal pasará a ser 100% eléctrica el 2030, mientras que la de transporte público y taxis lo será el 2040. Del mismo modo, en todo Cataluña los ayuntamientos llevan a cabo diferentes iniciativas para frenar la emergencia climática e implementan sus respectivos planes o estrategias de movilidad sostenible, a menudo vinculadas a la electrificación de sus flotas.